La Casa Única y Feliz

Cuando entres a esta casa, la casa de todos, la de los que saben ver y beber las palabras, si prestas bien atención escucharas algunas voces
tenues, casi extinguidas por el tiempo pero con la capacidad de encenderte el nervio liberador de los santandereanos, charaleños, y demás comuneros de la antigua provincia del socorro…la voz de Jorge, te dirá la oído que caiga el caudillaje, y la garganta elocuente de José, exclamara que debes aprovechar los momentos de efervescencia y calor sin miedo a las cárceles mentales, los calabozos
de la ignorancia, o las cadenas del desarraigo. Antonia te gritara al alma con piedras, palos y machetes, en contra de la injusticia y en pro de la valentía insumisa.

Pero al caminar por los pasillos, también te dirán en coro pacificador de Lucas, Juan y Pepe, que están al tanto de que em los alrededores, miles fueron los valientes en sus tumbas, y lejos, en un quimérico puente boyacense y aprovechando la ventaja procedente, solo trece patriotas yacerían, si fueran posibles las comparaciones independentista, Ignacio, además te dará su bendición con cruz y garrote en cada mano.

De las paredes de cal, arena y sangre, protegidas con tejas de barro del clima no siempre reverente Charaleño, saldrán hálitos de historias indígenas, mitos y leyendas de a pie: e incluso oirás tintinear trescientos patacones de oro, cuando el viento de la tarde cante por sus ventanas, resguardadas por Jaime y su familia al caer la noche; habitantes protectores que verás trabajando con denuedo por hacer país.

Nuevos tribunos visitantes: apuntalad las letras y el pincel, abrazad la tapia, empuñad la macheta y el azadón, afinad la garganta y los pies, asid el triple y el tambor… que los ojos del pueblo no dejen escapar esta ocasión única y feliz, en donde celebrar la memoria es vivir y reconocerse… pues así vuestras cabezas no caerán bajo la cuchilla insalvable de los ignorantes.

A todos y a todas, las puertas de esta Casa única y feliz, siempre estarán abiertas a la escucha, porque viene galopando la esperanza.

Reseña: Construida en la segunda mitad del siglo XVII y con 1478 mts de tapia pisada (arena, cal y sangre de novillo), la Casa que hoy resguarda al MUJAG (museo José Acevedo y Gómez, y Jaime Guevara) haciendo esquina con la iglesia Nuestra Señora de Monguí, fue adquirida inicialmente por Ignacio Sánchez de Tejada, luego por los padres del conocido Tribuno del Pueblo, quienes la compraron por 300 patacones de oro en 1771, para tiempo después estar en cabeza de las familias Santander, Reyes Flóres, y hoy Guevara.

Alejandro Navas

Historia de la Casa

Después de la conquista del territorio por Martin Galeano en 1540, las tierras indígenas pasaron a ser propiedad de los capitanes y hacendados en que fueron repartidas o compradas , así comienza a poblarse de españoles, de comerciantes y de aventureros en busca de fortuna que para sobrevivir tiene qué emplearse como peones.

La población indígena es sometida bajo la ley de lo encomenderos con el compromiso de enseñarles la religión católica, es decir, de adoctrinarlos a una nueva forma de creencias y costumbres bajo el sometimiento y obediencia al rey de España.

La corona dispone reducir a los indígenas en zonas exclusivas para que vivieran, es así, como la religión de Charalá, a principios del siglo XVII se demarca un territorio y se crea el llamado “resguardo” donde se congregan los nativos muiscas de Guacha, los de Coromoro , los de Táquiza y los Chalalaes, dicho sitio queda hoy día distante de Charalá, a unos tres o cuatro kilómetros vía a Cincelada. Los curas doctrineros de la orden de Santo Domingo, (dominicos) desplazando a los encomenderos, fueron los encargados de administrar a los indígenas en aquel sitio, y de paso a los españoles y criollos que habitaban la región.

Fundación de Charalá

Comenzando el siglo XVIII, los españoles, auspiciados por los curas regulares, que no tenían nada que ver con la administración de los naturales, comenzaron diligencias para segregarse del pueblo indígena y de la administración de los dominicos, y es así como dan poder a Don Diego de Vargas Sotomayor, para que firmara la petición por los vecinos blancos en el año de 1700, solicitan ante el arzobispo de Bogotá la fundación como elección parroquial, de Charalá.

Don Manuel de Amaya dona el terreno en el sitio llamado Santa Barbara sitio que actualmente ocupa el pueblo, se realiza el trazado a la plaza sus calles y se demarcan los solares para construcción de las casas de las principales familias.

Los vecinos son obligados a sacar y labrar la piedra de los ríos y de las canteras para construir las casas, la iglesia, la casa cural y la cárcel. Al año siguiente y tras muchos alegatos presentados, el arzobispo de Santafé fray Ignacio de Urbina dicta decreto en la que declara la fundación de Charalá bajo la advocación de nuestra señora de Monguí con fecha 10 de diciembre de 1701.

Edgar Cano

Primeros propietarios

La casa perteneció indudablemente a un español de abolengo, titulo y emblema, al parecer, a don Manuel de Amaya quien había donado el terreno y se hacia acreedor a un solar y lugar dentro de la plaza, en la que habitó por largos años. Luego fue vendida a don Ignacio Sánchez de Tejada, nacido en España y que viajo a estas ariscas y bravas tierras estableciéndose en Charalá, quien en 1757 contrajo nupcias con doña Teresa Nieto en esta parroquia. Tuvo varios hijos, entre ellos, a quien, orgulloso le pone su primer
nombre Ignacio Joseph, nacido el 23 de diciembre de 1764 personaje que ha dejado huella, no solo en la historia local, sino nacional, dejando escrito para la posteridad en las paginas gloriosas de nuestra memoria nacional la grandeza de ser hijo en este inmortal pueblo.

En esta casa dio sus primeros pasos, luego aprendió sus primera letras para luego instruirse debidamente en Santafé y ser hombre de prestigio viviendo largos años fuera de Colombia. Estaba emparentando con el tribuno del pueblo don José Acevedo y Gómez. Contrajo nupcias a los 25 años de edad en Bogotá con doña Micaela Azuola y Rocha.

Siendo un hombre importante por su conocimiento cosmopolita en temas políticos y económicos, y habiéndose independizado Colombia y España, que debía ser reconocida internacionalmente el gobierno el general Santander, lo nombro, como el primer diplomático de Colombia ante el gobierno de la santa sede, con la expedita misión que la nueva nación fuera reconocida como tal. A finales de 1835, las gestiones de tan singular figura, dieron su fruto, y el pontífice Gregorio XVI reconoce la nueva granada como una república independiente en la cual ambos gobiernos debían entablar sus relaciones diplomáticas abiertas, y así, nuestro ilustre patricio pudo poner en el balcón de su casa, las insignias de la república, como embajada reconocida. Convirtiendose así don Ignacio Sánchez de Tejada como su embajador ante el mundo.

El miércoles 26 de octubre de 1837, a las 10 de la noche murió en Roma este paladín, quien sus recuerdos de infancia aún resuenan en la casona de Charalá, donde brillo su vida para la patria, donde fue arrullado, se escucho su llanto y también sus risas que llenaron los corredores, los cuartos,
los patios y el solar, al son de los cantos de los pájaros, que trinaban en las ramas de los árboles que allí crecían. Solo nos queda el recuerdo de su grandiosa memoria en la importancia de nuestros próceres que ayudaron a construir los cimientos de nuestra república.

Para 1771, la casa es adquirida por don Miguel Acevedo, quien la habita con su esposa doña Catalina Gómez, una de las más destacadas familias de la provincia, y precisamente en su amplias habitaciones, entre las cantarinas montañas bañadas por los ríos Taquiza y el Pienta, nace un 4 de febrero de 1772 Jose Blas Acevedo y Gomez, el Tribuno del pueblo, siendo bautizado el día 6.

Hombre de Hidalguía que dio la más grande gloria a nuestra patria el 20 de julio de 1810 en Santafé de Bogotá. además de haber sido uno de los que redactó nuestra acta de independencia. Perseguido por los realistas, muere escondido en la soledad de la selva de los Andaquíes (Caquetá), junto a su hijo pedro.

Con el tiempo a partir del siglo XIX y el siglo XX la casa a tenido varios propietarios, de quienes se recuerda últimamente a la Familia Santander, a la familia reyes y ahora, a Jaime Guevara, quien junto con su esposa Esperanza Reyes le hacen honor al prócer José Acevedo y Gómez rescatándola para la historia, la cultura y el arte.

Con el tiempo a partir del siglo XIX y el siglo XX la casa a tenido varios propietarios, de quienes se recuerda últimamente a la Familia Santander, a la familia reyes y ahora, a Jaime Guevara, quien junto con su esposa Esperanza Reyes le hacen honor al prócer José Acevedo y Gómez rescatándola para la historia, la cultura y el arte.

El documento de marras es un recibo de la Real Aduana de la Parroquia de Monguí de Charalá, fechado el 26 de Julio de 1.771, en el cual consta que: Recibí de manos de Doña Catharina Gómez Sarmiento y a nombre de su marido, Don Miguel de Acevedo y Peñalosa, los derechos de alcabala de una casa de doble piso, de piedra labrada, tapia y teja, con sus balcones, puertas y ventanas y cerraduras, con su respectivo solar que compró a Don Ignacio Sánchez de Tejada en trescientos pesos, ubicada en la esquina de la iglesia, cuyo frente da a la plaza y para que así conste doy el presente y firmó en Charalá y fecha Alejo Jph. Chacón de Torres.

Documento donado por Edgar Cano

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